TAREA Nº 10 MICRORRELATO

     

                        En ese pasillo de innumerables puertas, en donde me encontraba desde mi precoz muerte

 El curso acababa de terminar y como todos los veranos nos dirigíamos hacia nuestro garito, no estaba muy lejos del pueblo, a unos diez o quince minutos andando, solíamos frecuentarlo bastante,  la verdad es que se estaba muy a gusto y no era un sitio muy caluroso. No siempre fue un garito, antes era una casa en la que vivía gente del campo que nunca antes habíamos visto por el pueblo.
Lo teníamos medio amueblado con algunas mesas, sofás,  sillones y sillas que teníamos en casa viejos o que ya no se le diera uso.

Llegamos los seis, Dalia, Elena, Isa, Juan, Delia y yo. Nos sentamos en nuestros sitios de siempre hablamos de la expectativa que tenemos del verano y del viaje que haremos a Mallorca, seguimos hablando, fumando y jugando a las cartas.

Cuando ya llevamos un rato así nos aburrimos y Delia la da idea de jugar a la ouija, en ese momento nos pareció  una idea magnifica ya que nunca habíamos jugado y la curiosidad nos mataba. Elena comienza a encender unas velas q solíamos tener por allí y delia dibuja un tablero de ouija mientras que los demás nos dedicamos a reírnos de Delia diciéndole que no iba a funcionar porque el tablero no se podía dibujar.
Cuando estaba todo listo Elena empieza a decir lo típico " ¿Hay alguien entre nosotros?, ¿ Eres un fantasma bueno o malo?", pero cuando ya no teníamos esperanzas, de repente , el vaso comienza a moverse diciéndonos "Hola", le decimos a Elena que o haga el tonto pero ella jura de que no ha movido nada.
Las velas se apagan y empieza a hacer mucho frio, todo es oscuro... llamo a mis amigas pero no me escuchan y yo no consigo ver nada, intento buscar mi mochila, donde se encontraba mi teléfono móvil pero es imposible, tras un buen rato intentando buscar a alguien o algo me doy por vencida, poco a poco noto que mis parpados se van cerrando cada vez mas hasta que me duermo.

Pasan los días y no se que es lo que pasa, no puedo salir del garito, y tengo mucho frio. Veo a los coches pasar desde la ventana y hago señas pero nadie me ve, intento salir por todas las puertas y ventanas que tiene el garito pero en cuanto me separo cinco metros de la casa vuelvo a estar en la mismo habitación y así sucesivamente.

Pasan los días y sigo igual sin sentir nada, pero, un día veo venir a lo lejos un coche de policía, bajo corriendo, pero no me ven, llamo su atención pero todos los intentos son inútiles así que decido seguirlos suben a nuestra habitación y veo que uno de ellos llama a alguien pero no consigo escucharlo bien, así que me acerco a ver lo que esta haciendo el otro agente, cuando me doy cuenta que el cadáver que hay en el sofá es el mío, todo encaja ahora, no me lo puedo creer, solo siento una gran tristeza...